La no-razón, la no-mente, el mushin. A veces algún paisaje o simplemente las nervaduras de una hoja nos suspende en algún lugar entre el cielo y la tierra. Queremos ver en esos momentos alguna otra realidad, que nos trasciende.
Tañido inaudible
más ancho que la noche
conquistas mi no-razón
Abro mis ojos y allí está:
Debajo, detrás, infinitesimal
Pero es un camino de
sacerdotisas, asesinos, meretrices,
santos.
Callados rizomas
Inmóviles y fulgurantes
Entre mi pecho y las estrellas.